La Sopa de Miso o Shiro-miso tiene una importancia central en la gastronomía japonesa. Tanto es así que ninguna comida del día, desayuno incluido, se considera completa sin ella.
Se elabora diluyendo el Miso, pasta de semillas de soja fermentadas de la que existen varias tipologías, en el Dashi, un caldo básico cuya receta incluye alga kombu y virutas de Katsuobushi (bonito seco). Tanto el alga como las virutas se retiran de este caldo, delicado y sápido, antes de servirlo. Se considera uno de los ejemplos perfectos del sabor umami.
Un plato muy simple de hacer y que es un básico en la dieta japonesa es la sopa de miso. En Japón se come con casi todas las comidas que van acompañadas también de arroz, es tan básico que incluso se toma para desayunar. Reconfortante especialmente en invierno, el autor Junichiro Tanizaki rememora en su libro El elogio de la sombra la sensación de sostener entre sus manos el peso de una sopa de miso contenida dentro de un ligero cuenco de madera mientras observaba cómo el blanquecino caldo de miso emergía enturbiado sobre el oscuro fondo de laca negra del cuenco. Pura poesía para un plato que nos invita a la relajación y contemplación, para reconfortarnos en cuerpo y alma.
Para empezar hace falta hacer un caldo dashi (o ichibandashi 一番出汁) que es la base de la sopa, como lo es también de muchos otros platos y aliños de la cocina nipona. Así que, nunca está de más aprender a hacerlo.
El dashi es un caldo claro elaborado con alga kombu o kelp y copos de bonito seco (katsuobushi). En nuestro país estos ingredientes se pueden encontrar únicamente en tiendas especializadas, mientras que en Japón es normal encontrarlos a granel en los mercados. También es posible adquirir caldo dashi instantáneo en polvo (dashinomoto だしの素) que se mezcla con agua, aunque la versión casera siempre sabe mejor.
Por otra parte, el segundo ingrediente clave es el miso, elaborado a base de una pasta de habas de soja hervidas a las que se añade sal y kôji (arroz, trigo o cebada malteados que actúan como un fermento). Según el tipo de kôji empleado el miso será de un tipo u otro: miso blanco, rojo o marrón. Según el área geográfica de Japón, predomina el uso de un tipo de miso u otro, siendo el miso blanco más típico en el norte, el marrón en el centro y el rojo en el sur (a grandes rasgos). Para la sopa de miso se utiliza sobre todo el miso blanco que al contener arroz aporta un sabor más suave y menos salado, aunque las otras variedades también resultan muy sabrosas.
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